Artículos de Arte
Faber est suae quisque fortunae
La escultura en Cachemira
La escultura en Cachemira tiene los rasgos post-Gupta muy reconocibles, a pesar de la peculiar personalidad escultórica de esta zona. Probablemente la imagen hindú en piedra más antigua, del siglo VI, independientemente del tamaño, sea la espléndida Kārttikeya de seis brazos que está en el Srinagar Museum. La deuda con los bodhisattvas de Gandhāra es obvia, pero la cara, muy ancha, los poderosos hombros redondeados y la inclinación, representada con mucho realismo, traen a la mente a las esculturas de Udayagiri. La imagen hindú prototípica de Cachemira es un Vişņu erguido con cuatro brazos, flanqueado por sus armas personificadas, y con un busto minúsculo de la diosa tierra (Bhü Devi) que surge de un loto a sus pies. El dios tiene cuatro caras, con una cabeza de jabali y una de león a cada lado y otra cabeza en bajorrelieve a la espalda del rostro frontal.
Izq.: Kartikeya, siglo VI, Srinagar Museum, Kashmir (Cachemira), India Drcha.: Vişņu Vaikuntha, Templo de Gadadhar, Srinagar, Kashmir (Cachemira), India
Los bronces post-Gupta de Cachemira están bien documentados en las fuentes literarias de la época. En estilo se asemejan en gran medida a las obras en piedra. La pose y los ropajes de los pocos budas erguidos reflejan versiones de Gandhāra en piedra, aunque otros rasgos parecen apuntar a una fecha muy tardía. El primer bronce conocido que es indiscutiblemente de Cachemira, es el Vişņu del siglo VI de Berlín, es como el Kārttikeya de piedra que se ha visto anteriormente de Srinagar, una amalgama Gandhāra-Gupta. Debe ser antiguo por las cabezas de león y jabalí que brotan de los hombros en vez de cada lado de la cara del dios y porque no existe la cuarta cara a la espalda. El ropaje del dhoti, la cara con bigote, la corona, el loto en la mano derecha del dios son análogos en otras esculturas de Gandhāra. Por otra parte, la cakrapuntsa (la figura más pequeña a la izquierda del dios) con su enorme rueda es puramente Gupta. El pequeño torso de la diosa Tierra del pedestal, se convierte más tarde, prácticamente, en el sello de los Vişņu en piedra, el torso vigorosamente musculoso y la piernas ligeramente hidrópicas vinculan a esta estatua con los bronces posteriores de Cachemira.
El mayor encanto de estas obras reside quizá en su variedad. La inventiva de los escultores de bronce de Cachemira durante el periodo Karkota, siglos VIII-X, parece ilimitada: están constantemente ideando nuevas e imaginativas formas de basas y aureolas y nuevos agrupamientos iconográficos, sin duda reflejando las especulaciones cada vez más enrevesadas del pensamiento religioso, pues el tantrismo Śaiva iba a florecer bastante en Cachemira. La calidad de las obras también varia, desde piezas exquisitamente modeladas, vaciadas y terminadas, hasta las producciones más descuidadas con rostros toscamente modelados y sin terminar la espalda de la imagen. Vişņu aparece representado en diversas formas, algunas veces sentado en su vehículo Garuḍa, y otras por medio de una extraña forma andrógina (Vāsudeva Kamalaja).
Izq.: Vişņu Vaikuntha, siglo VI, Museum für Asiatische Kunst, Berlín (Alemania) Drcha.: Buda sentado, siglo VIII, Norton Simon Museum, Pasadena (EEUU)
Los budas aparecen también sentados a la manera europea; o en padmasana con una pierna recogida y la otra colgando, sobre una banqueta de mimbre encima del hermoso loto de Cachemira con sus suaves pétalos plenamente redondeados; o sobre un trono de león; o encima de almohadones con motivos textiles; o sobre una basa intrincadamente tallada con formas rocosas a la manera Gupta y poblada por animales, fieles y donantes, como el Buda del Norton Simon Museum. Para el siglo VIII, Buda ya ha adoptado la corona, la ropa y las joyas, y aparece sentado en un esmerado bronce entre stūpas gemelas, un rasgo iconográfico más típico de Asia Central que de India. La basa y el tallo del loto sostenidos por una pareja de nágas, que por otra parte, son Gupta. La técnica recuerda el arte del joyero más que el del escultor del bronce. El bronce más grande de todos los de Cachemira que se conocen hasta ahora, de 90,5 cm. de altura, es el Buda erguido que está en el Cleveland Museum of Art y que antes perteneció a un alto dignatario de Tíbet. De hecho, es de latón, a pesar de su hermoso color dorado; basándonos en unos análisis metalúrgicos podemos saber que hay una cierta cantidad de plomo en la aleación, lo que explica la suavidad cremosa del modelado de tantas de las esculturas en metal de Cachemira. El énfasis en los pliegues arrugados del samghātī bajo el abdomen inferior, que ya se podía notar en algunos budas anteriores de piedra y ajeno tanto a la obra de Gandhāra como a la Gupta, probablemente derive de una influencia china de la Dinastía T'ang.
Izq.: Buda erguido, siglo VIII, Latón, Cleveland Museum of Art, Cleveland (EEUU) Drcha.: Bodhisattva Padmapani, siglo VII, The Asia Society, New York (EEUU)
Algunos bronces, la mayoría representando budas, con afinidades con Cachemira muy fuertes, se pueden considerar originarios del valle de Swāt, un baluarte conocido del budismo. Algunos se encontraron de hecho allí, lo cual no demuestra por sí solo que fueran fabricados allí; sin embargo, un grupo de bodhisattvas sentados en padmasana sobre lo que pretenden ser cojines de mimbre coinciden estrechamente con figuras talladas en bajorrelieve en rocas del valle de Swāt hasta llegar a peculiaridades como la forma en que el dhoti se ata en la parte delantera. La pose de estas imágenes con el codo del brazo derecho descansando sobre el muslo y el dedo índice apuntando hacia la cabeza, es una pose de ternura pensativa, tal y como podemos observar en el Bodhisattva Papmapāni, de New York.
La única imagen de Cachemira que se puede datar con cierta precisión es la del Bodhisattva Lokeśvara, realizada durante el reinado de la reina Diddā (aprox. entre el 980-1003). Esta imagen muestra que, para principios del siglo XI, ya había tenido lugar cambios de estilo, pues donde más se aprecia es en los pétalos, que son más complejos, en las basas, con estambres abultados, y en la amplitud decreciente del modelado y en el deterioro de la destreza artística.
Bodhisattva Lokeśvara, 980-1003, Shri Pratap Singh Museum, Srinagar, Kashmir (Cachemira), India
Muchos de los bronces posteriores pueden de hecho proceder del oeste de Tíbet, o en todo caso de la parte occidental del Himalaya, o de las altas regiones de India. Excepciones notables a una cierta decadencia en calidad son los espléndidos bronces, todos ellos de 90-120 cm. de altura, del antiguo Estado de Chamba, estando en su mayor parte in situ.
Al sur del valle de Cachemira, se han encontrado en Akhnur, en Jammu, una serie de pequeñas terracotas, en su mayoría cabezas separadas, probablemente del siglo VI. Realizadas en arcilla finamente tamizada, muestran la sensibilidad del modelado y la forma psicológica de los mejores estucos de Gandhāra en su época tardía.
Bibliografía
Harle, J.C., Arte y arquitectura en el subcontinente indio, Ed. Cátedra, Madrid, 1992
Publicado en Febrero de 2021 © Ramón Muñoz López